Deslizándose entre los dedos febriles de la tierra:
La penúltima esperanza, húmeda y fría
Como dedos de novia,
Esparciéndose hasta diminutos cristales parpadeantes,
Revolviéndose con la lava,
Lágrimas en el centro del planeta,
Bombeando las máquinas de esa masa azul
Que quiso ser estrella.
Negras, se encuentran, como corcheas de trombón,
Por las arterias serpenteantes,
Huyendo de la gravedad,
Mordiendo los talones de la hierba, se trepa
Por los tallos y se alza en llamas
Hacia la atmósfera
Y se deja
Caer...
Moviendo sus patitas...
Se deja caer...
Salina y envenenada saliva,
Que se condensa y se deja caer
Hacia los dedos febriles de la tierra.
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