Tengo las lágrimas llenas de gritos,
¿Las ves?
Escúchalas como se desbaratan los puñitos
contra las paredes de las gotas.
No las dejo salir porque rompen todo.
Uno puede construir bien un palacio o un teatro
que si alguna de esas hijas de Ares se asoma,
lo destruye sin que medien razones.
¿Me creerías que las muy malditas
son capaces de culparme por todo?
Como no podrían hacer mayor daño
con esas manitas diminutas,
usan las mías
y me las devuelven rotas,
ensangrentadas,
llenas de concreto o de sangre ajena.
No tienes idea de lo difícil que es escribir
cuando se te aferran por docenas a las pupilas,
y ves todo como si estuvieras miope terminal.
Parece que le tienen un pavor extintivo
a que yo me siente,
escriba
y olvide.
Comentarios
Publicar un comentario