Inevitable
“Paliativos, señor García”,
le dijeron,
”y descanse de una vez”.
Soñó cuando de niño
le advirtieron:
“No vayas cerca de la selva”.
Cayendo la noche,
un felino lo esperaba
espiando sus olores traviesos,
saboreando antelación.
Tras la curiosidad
corre siempre un niño.
La luna, entrometida,
al asomarse incauta
le robó el pequeño
disfraz de sombra.
Disímil combate,
el puma se lanzó…
La luna, temblorosa
y culpable,
fue testigo
de la muerte incontenible,
una noche de hospital.
“A todos nos llega,
señora García”.
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