Aquí terminó todo y todo está por comenzar. El Creador mandó censurar la puerta y se olvidó de los pasajes secretos, se olvidó de clausurar el ojo de la cerradura, acaso con culpa y sin descuido dejó sin ángeles ni espadas la puerta de atrás, la puerta que se abre con preguntas y no la cierran fuego ni espadas que la cierra la certeza. Quedaron abiertos los cielos de par en par, y cuando todo calla y las luces callan se le puede ver al Creador, inadvertido titilando en una constelación y en otra. Es afuera del jardín que miramos de puntillas, que hurgamos en la memoria prehistórica, y jugamos con las huellas milenarias. Que dentro del paraíso están las respuestas, pero son las dudas las que palpitan y respiran, y son las preguntas las que lloran y gritan. En el origen o la cima, o la sima, allí comenzó la Palabra, el verso, y se acabaron las consonantes edénicas en una semana, y afuera nacieron las vocal