Inevitable “Paliativ os, s eñor García ”, le dijeron, ” y descanse de una vez ” . Soñó cuando de niño le advi rtieron : “No vayas cerca de la selva”. Cayendo la noche, un felino lo esperaba espiando sus olores traviesos , saboreando antelación. Tras la curiosidad corre siempre un niño. La luna, entrometida , al asomarse incauta le robó el pequeño disfraz de sombra. D isímil combate, el puma se lanzó… La luna, temblorosa y culpable, fue testigo de la muerte incontenible, una noche de hospital . “A todos nos llega, señora García ”.